Es un hecho conocido que Obama juega poker con frecuencia – o al menos lo hacía hasta antes de ser electo como presidente de EE.UU. – y que es un gran amante de este juego. Sin embargo, no es conocido por ser demasiado bueno. Solía ganarle a sus amigos, pero muchos que han jugado con él han destacado que es un jugador sumamente tight y que sólo juega con manos monstruosas. Era una estrategia que, aparentemente, funcionaba con sus amigos, quienes no debían ser grandes prodigios.

 

Pero todos sabemos que, en el mundo real, hay que saber equilibrar la agresividad, el bluff y la cautela. Todo depende del contexto y el que sabe adaptarse es el que usualmente gana a largo plazo.

 

Basado en esta premisa, han surgido muchas críticas desde su mismo sector, como es el caso de Cenk Yugur, presentador de MSNBC, quienes comparan su estilo en la política con su estilo en las mesas. La crítica se basa en que, al igual que en el poker, Obama es sumamente cauto en su forma de hacer política. Demasiado.

 

Según sus críticos, siempre que hay una pelea a la vista, Obama se retira. Si tiene una agenda muy poderosa, ataca con todo porque tiene todas las de ganar. Pero cuando las cosas se encuentran en las áreas grises, por miedo de perder, Obama hace fold.

 

“Si tiene poker de reyes, se retira por miedo de que sus oponentes tengan poker de ases”, dijo Yugur.

 

Es una crítica que supone un hecho interesante paranosotros, jugadores de poker. ¿También creen que la forma en que juegan poker se refleja en sus vidas cotidianas o es algo completamente separado?