Tu objetivo en el poker debe ser siempre el de tomar siempre la decisión más rentable en cada una de las situaciones que se te presenten. Estas son decisiones que van mucho más allá que decidir qué manos jugar. También tiene que ver con lo que pase por tu cabeza en ese momento o qué cosas expresas verbalmente en la mesa. Tommy Angelo llama a esto en su libro como la “sexta calle”.
Me he cansado de ver, especialmente en mesas en vivo, jugadores con sus caras totalmente sonrojadas dando explicaciones y expresando sus quejas que se remiten a lo mal que jugaron la mano anterior. Hasta puedo identificar tres tipos de variaciones en estas conductas, todas de ellas problemáticas.
La primera es la auto-flagelación. Es muy difícil sacarse y vencer un error que nos esté dando vuelta en nuestra mente. La mente debe estar concentrada en las cartas que tienes ahora, no en lo que pudiste haber hecho con las anteriores cartas que tuviste (sea una hora antes, la mano pasada o cualquier momento en el pasado).
Presten atención a esto. Cuando ustedes juegan mal una mano o cometen un error, le están dando información incorrecta a su rival, ya que este esperará que tu error sea la forma en la que sueles jugar. Ahora, habrá que olvidarse que pagamos de más con una mano que no tenía tanto valor, pero eso no viene al caso, sino que el oponente sabe que solemos pagar de más con nuestras manos. Y es en eso hay que concentrarse ahora.
En vez de invertir la energía en lamentarse, inviértanla en como afectó su último error en la mesa con respecto a su imagen y traten de explotarlo. Esto nos ayuda a desviar el foco de nuestra atención y, créanme, que los va a sacar del tilt.
Hay una escuela de pensamiento que dice que cada vez que agarren a un jugador haciendo un bluff sin éxito, este será menos propenso en el futuro a repetir los bluffs. Lo mismo sucede cuando alguien hace un pésimo call. En general, siempre tiene una cuota de adivinanza ver cómo va a reaccionar el jugador que acaba de cometer un error. Pero todo se hace más fácil a la hora de predecir cuándo es el propio jugador que se castiga a sí mismo y en un acto de euforia nos cuenta cómo fue su propio razonamiento de la mano.
Hay algunas adaptaciones que son obvias se podría decir. Por ejemplo, si quedas en evidencia en un call malo y luego esperas que la gente no tienda a blufearte, puedes en esa línea bluffear más y hasta incluso pagar apuestas más light. Incluso, pueden foldear tranquilos y confiar en que hicieron lo correcto sin miedo a que los estén bluffeando, puesto que sus oponentes, teniendo en cuenta su imagen, van a tender a bluffear menos.
Si fueron agarrados bluffeando, seguramente no van a tener ganas de hacer un bluff por un tiempo, pero empiecen a apostar por valor mucho más liberalmente.