A la hora de comer, un Range Rover coqueteaba con los límites de velocidad del casco urbano de Las Vegas. A su volante iba el jugador de poker profesional, Phil Laak, camino de tomar asiento en el día 2 del One Drop High Roller Tournament, que ya estaba en marcha.

 

Phil había cometido un error, no había comprobado la hora de comienzo del torneo. El día anterior le había preguntado a un crupier y este le había dado la información equivocada.

 

“El peso de la culpa está en mí. A veces no compruebo las cosas y acabo metido en situaciones como esta”, señaló.

 

Una llamada de su amigo Antonio Esfandiari redujo el retraso a media hora y le salvó unas cuantas fichas pero, cuando llegó, su stack ya se había visto afectado por el cobro de las ciegas y los antes y constaba de menos de 50 ciegas.

 

El ICM permite asignar un valor económico a las fichas en cualquier fase de un torneo y Laak tiene una idea aproximada de la equity perdida.

 

“He calculado la cifra, y probablemente me haya costado usd 13.000, por la cantidad de ciegas y antes que me he perdido. La erosión de mi stack me hace sentir como si hubiera estado quemando dinero”, señaló.

 

Como siempre, su camarada Esfandiari no perdió la ocasión para burlarse de Laak y estuvo haciendo apuestas en su mesa sobre si Phil había tenido tiempo a ducharse o si llegaría sin haberse cepillado los dientes.

 

La tardanza de Laak, además de enseñar una lección muy valiosa en piel ajena, no llegó a pasar de anécdota, ya que Laak se recuperó enseguida y siguió metido en la pelea por el torneo hasta el punto de estar muy bien situado para entrar en premios.