“¡Seguridad! Hay un niño jugando poker en el casino”. Esa sería la reacción más probable que tendrías si te toparas con Ole-Kristian Nergård en el casino. Pero no te preocupes si ves este rostro. Puede tener cara de adolecente, pero ya es perfectamente legal para jugar en la mayoría de los países, a sus 19 años. Se ve mucho más chico, como 13 o 14. Eso hace con que destaque en la mesa en que juegue y quizás hasta lo beneficie, ya que hace con la gente lo subestime. Pero el chico noruego es de temer.
Juega en PokerStars y ha ganado diversos torneos y le va bastante bien. también juega en los High stakes de Macao, lo que siempre sorprende a quin lo ve. Jugar en estas mesas es un logro en sí mismo para cualquiera. Y lo normal es ver a cuarentones. Cuando ven a un veinteañero, les extraña y cuando ven a un niño se pregunta qué está sucediendo. Miran alrededor para ver si no es una joda.
¿Pero cómo llegó el muchacho con cara de bebé a niveles tan altos? De la forma más simple del mundo: heredó US$30 millones de su padre, un magnate de la industria pesquera. Cuando un padre muere, en general, le deja a sus 5 hijos una casa para se la dividan y, muchas veces, ni siquiiera se ha terminado de pagar. Y eso sucede después de que somos viejos. Oleg tuvo la mala fortuna de perder joven a su padre, pero al menos le dejó algo muy bueno para que lo recordara.
El muchacho ha dado de qué hablar, ya que no solo ha entrado en las mesas más duras de Macao, sino que también ha sacado cuentas felices, saliendo siempre en positivo. A pesar de la habilidad innegable del chico, la edad se le nota en ciertos aspectos, como su irresponsable manejo de bankroll: juega con todo su dinero y no solo una parte. Y eso es algo que cualquier jugador con algo de experiencia sabe que es elo mandamiento número uno: no jugar con dinero que necesitas para otras cosas.
Ojalá la edad le de algo de sabiduría y no tenga que perder todo su dinero para darse cuenta del error que está cometiendo, a pesar de que ha tenido muiy buenos frutos hasta el momento…