Muchos piensan que la mente y el póker son una combinación engrasada, cuando nuestro cerebro está prestando la atención adecuada al juego y poseemos tanto los conocimientos tácticos, estratégicos como psicológicos para lograr ganar al póker.

Pero lo que muchos no saben es que nuestro cerebro está autoentrenado por miles de años de evolución para la pura supervivencia, y es por ello por lo que nos engaña constantemente, perjudicándonos en la toma decisiones que deberían ser triviales para una mente fría y calculadora.

Descubre como nuestro cerebro nos engaña al jugar al póker.

El cerebro humano

Si en este momento nos dieran a elegir si coger 100 dólares e irnos con ellos a nuestra casa, o coger esos mismos 100 dólares y tirar una moneda al aire, y si acertamos la cara que salga, nos vamos a casa con 250 y si no la acertamos nos vamos a casa con las manos vacías.

¿Qué haríamos?

El resultado sorprendería hasta el más pintado, la gran mayoría de las personas elige quedarse con los 100 dólares antes que jugarse una tirada de cara o cruz y lograr ganar 250 dólares, si, aunque no lo creas, en esos momentos tu cerebro te está engañando.

Matemáticamente, siempre deberíamos jugar a cara o cruz, ya que la medía de ganancias/pérdidas siempre será superior a los 100 dólares, es más, antes no teníamos nada y sin nada nos vamos a ir, a cambio de irnos con la posibilidad de irnos con 250 dólares en el bolsillo.

Un estudio reciente de la Universidad Vita-Salute San Raffaele de Milán publicó un estudio en el que explica, que con este simple ejemplo, se demuestra que la gran mayoría de las personas se comporta de «manera irracional» y prefiere ganar menos dinero, para evitar pérdidas potenciales.

Nuestro cerebro tiene una característica innata, de una evolución de hace más de 40 millones de años, en las que se activan diferentes zonas del cerebro cada vez que hay una decisión que tomar, por eso existe una parte de recompensa cerebral y otra de aversión al peligro o al riesgo.

Diferentes estudios han demostrado que incluso en mamíferos menos evolucionados que nosotros, como diferentes especies de monos, también sufren más por una pérdida monetaria que lo que se alegran por una ganancia.

Las matemáticas

Si los seres humanos lográramos quitar la parte emocional de las decisiones, nuestras decisiones serían frías y calculadas y no existirían estos engaños cerebrales, ya que en todo momento elegiríamos la mejor opción para nosotros, que en el caso del ejemplo sería jugar por los 250 dólares.

El hecho de que las emociones influyan en la mente y el póker, nos hace ser títeres de nuestras emociones, sobre todo en momento de estrés y toma de decisiones muy relevantes.

Cosas tan cotidianas como preferir un alimento light al 95% antes que uno con 5% de grasa, estar dispuestos a gastarnos más ligeramente 5 billetes de 10 dólares antes que uno de 50 dólares o tratar la paga extra diferente al sueldo mensual, son trampas que nos pone nuestro cerebro para diferenciar cosas que fríamente son lo mismo.

El póker

Esto referido a la mente y el póker, puede dar lugar a problemas en la concepción del juego, que nos hagan tomar peores decisiones en el juego, por el dominio que las emociones o la percepción equivocada puede estar influyendo en la mente y nuestro juego.

Cosas tales como:

  • Entrar en Tilt por perder ciertos pozos.
  • Pensar que perdemos demasiado pagando apuestas de medio pozo en el River, cuando con una tasa de acierto de tan solo el 25% de las ocasiones, estaríamos haciéndolo correctamente.
  • Fijarnos demasiado en el resultado de una mano concreta que nos haga perder la concentración.
  • Ofuscarnos por que nuestras manos más poderosas pierdan en una sesión los All In Preflop, cuando matemáticamente es una mano ganadora.
  • Acordarnos solo de las veces que hemos recibido un Bad beat, pero olvidar los que damos.

Ejemplos hay cientos, lo que debemos tener en cuenta, es que la mente y el póker, siempre tenderá a la supervivencia y al más vale pájaro en mano que ciento volando, y en el póker vale más analizar una situación y tener en cuenta la decisión correcta en todo momento más allá del resultado de la mano final, como dice una frase mítica en el póker “El póker no consiste en ganar dinero, sino, en tomar buenas decisiones”.